"Su historia es un mito. Todos los Westerns son."
Ennis
Vertigo nos tiene acostumbrados a sucesos basados en entidades que intimidan. Y esta es una aventura que no escapa a eso, pero en un tono más sombrío, no es un cuento para niños.
Esta historia está anclada en el cómic Predicador (de 1995). Sin embargo, se lee perfecto como bloque propio. Viene en dos tomos muy cortos, pero intensos. Los dibujos no cansan, tienen un trazo sucio y el tono sepia habitual de las ambientaciones del lejano oeste. Con imágenes poco cargadas el gran Steve Dillon aliviana muchísimo el paisaje para que nuestra atención no baje la guardia en ningún momento del relato.
¿Y cómo comienza esta historia de Garth Ennis? Con un hombre implacable, de apariencia andrajosa y gesto duro, que enfrentará en medio de sus viajes entreveros con pueblerinos temerarios que buscan desafiarlo, encuentros con el diablo y el propio ángel de la muerte, entre muerte, desolación y más muerte. Aunque hay en la visión teológica del cómic un dejo burlón de la figura del rey de los demonios, aunque es muy sutil y el eje dramático no se pierde por esto. Quizá porque se intenta acentuar que no hay figura peor que un hombre al que le han arrebatado todo.
Ennis se inspiró en un personaje de Clint Eastwood en la película “sin perdón” (Unforgiven) e intentó influenciar a Dillon para mostrar esa naturaleza de fuera de la ley en nuestro protagonista..
En la primer grapa todo es muy personal y abunda en presentarnos al personaje. Sin embargo, la recompensa para el segundo tomo será fascinante. Cargado de diálogos fuertes y rotundos, nuestro personaje lleno de saña, categórico y taciturno, se verá en las profundidades del averno bajo el yugo de estos seres del mal donde deberá tomar una decisión crucial para su existencia.
Lo más maravilloso de esta travesía serán los dilemas morales que nos presente ¿Dónde está el verdadero mal? ¿Es el diablo un ser malvado o sólo un castigador? ¿Es, acaso, peor que el mismo Lucifer un hombre lleno de odio?
Abarca temas como la inmortalidad, la dualidad del bien y el mal, la venganza y por qué no, el amor.
Pero esto no termina acá, la continuidad del Santo sigue un camino pedregoso que estamos ansiosos de recorrer, aunque en esta oportunidad sólo vamos a desarrollar este tramo, que es, a penas, donde despunta la identidad del Santo de los Asesinos.
¿Y ustedes, le van a dar una oportunidad?
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